La sociedad chilena es una señora en auto que, detenida en el semáforo, finje buscar algo para no tener que mirar al niño que le hace dedo. Es, también, parecida al hombre que pone el celular en su oído, simulando hablar con alguien sólo para no verse obligado a responder la petición de un mendigo. Puede compararse nuestra comunidad con ese joven apuesto y exitoso que juzga a las personas según su apellido y que, sin falta, asiste todos los domingos a misa. Él celebra nuestro desarrollo económico, que, según dice, puede notarse en el estado de las carreteras, aunque no en la calidad de vida del ciudadano común y corriente. Y tiene toda la razón, porque hoy pueden comprarse muchas más cosas que hace una década.
En nuestro país hay consciencia del otro cuando se conversa de a dos, hay felicidad en la familia cuando se come afuera. Somos gente seria; de ahí que afirmemos, orgullosos, que antes de los dieciocho años nadie es digno de atención. Incluso hay gente que lee aunque, obviamente, cosas más elaboradas que esta.
En fin, me da gusto vivir en Chile.
Rolando Flores, 2006.
Me gustó mucho la comparación que haces, estoy totalmente de acuerdo. creo que nuestra sociedad (más allá de la chilena) nos encontramos alienados y lastimosamente perdiendo lo verdaderamente importante!!!
ResponderEliminarPor eso hay que activar mentes!!!
nos vemos Fran!!
besos
me encanto el texto Fran, super interesante ...al igual que tu blog. Nos vemos en clases, un beso amiga!
ResponderEliminarFran me encanto el texto opino que es realmente excelente :) que bueno que existan espacios como este ....cuidate nos vemos en clases!
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